La realización de una evaluación completa del lugar resulta clave para poder diseñar un sistema de saneamiento eficiente que no ponga en riesgo el medio ambiente. Así, será necesario llevar a cabo los siguientes exámenes (ensayo de infiltración, reconocimiento visual y estudio de la ubicación):
ENSAYO DE INFILTRACIÓN: para que un suelo pueda considerarse parte activa en la depuración es necesario determinar cuánto tiempo puede retener las aguas en condiciones de buena aireación. Esta capacidad se evalúa mediante la realización de un ensayo de infiltración (o percolación). A continuación, de un modo resumido, se describe el procedimiento recogido en las “Directrices de Saneamiento en el Medio Rural de Galicia (Augas de Galicia – Geama)” para la realización de un ensayo de infiltración en el proyecto de saneamiento de una vivienda unifamiliar.
El ensayo de infiltración tiene como objetivo determinar el tiempo que tarda en descender el nivel de agua desde los 300 mm a los 200 mm, en un hoyo de dimensiones 0,3 x 0,3 x 0,4 m.
La prueba se realiza en dos días, previamente será necesario preparar dos hoyos con la geometría reflejada en la figura anterior. La separación entre ambos debe permitirnos obtener suficiente representatividad de la zona donde se ubicarán las zanjas de infiltración. El fondo y los laterales de los hoyos deben rayarse con un cuchillo o cepillo de alambre para eliminar cualquier zona compactada, de modo que la superficie sea lo más parecida al suelo natural.
A las 10 de la mañana del primer día, los hoyos deben llenarse con agua limpia hasta alcanzar la altura de 400 mm. A continuación, se permitirá que el agua percole libremente hasta las 5 de la tarde, momento en el que se rellenarará hasta alcanzar el nivel inicial, dejando que el agua se infiltre durante la noche.
A las 10 de la mañana del segundo día, los hoyos vuelven a llenarse hasta la altura de 300 mm. A continuación debe medirse el tiempo que tarda en drenar los primeros 100 mm de agua. Una vez que ésta alcance el nivel 200 mm, se rellenará de nuevo hasta la altura 300 y se cronometrará. Este proceso se repetirá una vez más.
De este modo se dispone de tres valores de tiempo en minutos, por cada uno de los dos hoyos de ensayo. Se realizará la media de cada uno de éstos y el resultado se dividirá entre cuatro, conociendo así el tiempo que tarda en infiltrase una lámina de agua de 25 mm. Finalmente se obtiene la “tasa de infiltración (T)” del área de percolación que será igual al valor promedio de los dos hoyos . Interpretación de resultados de la tasa de infiltración T (min/25mm):
a) Si el valor obtenido está dentro del rango 1-50 la parcela es, a priori, apta para la solución de SANEAMIENTO AUTÓNOMO CONVENCIONAL propuesta.
b) Si, por el contrario, el valor obtenido en el ensayo no está comprendido en el rango 1 – 50, la parcela no es adecuada para la depuración de aguas mediante fosa séptica y zanjas de infiltración, por lo que debe considerarse otro sistema alternativo:
Si el valor es superior a 50 indica que la capacidad de infiltración del suelo es insuficiente para instalar una zanja de infiltración ya que las aguas se estancarían.
Si el valor es menor que 1 indica que el tiempo de retención de las aguas en el suelo es demasiado corto como para que el proceso de depuración llevado a cabo resulte satisfactorio.
RECONOCIMIENTO VISUAL: a continuación se recogen los principales factores a considerar para determinar la aptitud del terreno para acoger un sistema de saneamiento autónomo convencional.
ESTUDIO DE UBICACIÓN
El terreno en el que se pretenda construir el sistema de saneamiento autónomo deberá permitir respetar las siguientes distancias mínimas (ver tabla adjunta)
En el caso de linderos y vías de comunicación se atenderá a lo dispuesto en el POUM.
Es fundamental mantener una distancia de seguridad de al menos 30 metros respecto a fuentes, manantiales y pozos para evitar la contaminación de sus aguas. En todo caso, ante la posibilidad de fugas, las fosas sépticas han de situarse a un nivel más bajo que los manantiales y pozos de captación.
En el caso de captaciones de aguas superficiales se mantendrá una distancia de seguridad de 60 metros respecto a arroyos, ríos y embalses con uso para abastecimiento. Si este uso no existe, la distancia será mayor de 10 metros.
Es preferible que no se enmascare la ubicación del sistema de saneamiento, por lo que se deben de adoptar las medidas de seguridad necesarias para que no suponga un peligro para los usuarios de la vivienda, especialmente los niños. Además, el diseño del emplazamiento facilitará las posteriores labores de mantenimiento del sistema, permitiendo el acceso a la fosa para la retirada de los lodos sin compactar el área de percolación